Todos lo hemos visto alguna vez en alguna red social. Alguien publica un comentario positivo y logra unos cuantos mensajes y algunas respuestas en términos de engagement. Quizás unos me gusta o algún que otro botón que permita responder de forma rápida.
Alguien publica, sin embargo, una crítica, un comentario negativo o una acusación sobre alguna situación y las respuestas crecen u crecen. De pronto, hay una larga lista de opiniones y comentarios, un elevado número de respuestas de engagement rápido y posiblemente conversaciones que se generan sobre la conversión original. El mensaje se ha viralizado y sus efectos han sido mucho más largos y mucho más duraderos.
¿Por qué ocurre esto? ¿Qué es lo que hace que los mensajes negativos y críticos tengan una respuesta más entusiaste y también que su vida útil sea mucho más larga? En cierto modo, y como cualquier responsable de redes sociales y de medios podría contar, los contenidos negativos y críticos suelen tener una respuesta más polarizada y por tanto son casi una especie de clic seguro.
Incluso quienes no tienen una opinión clara sobre un tema quieren saber por qué alguien tiene una visión tan negativa sobre lo que sea. Se podría decir que a las personas les encanta el cotilleo y les encanta el criticar sobre las cosas, algo que se traspasa desde la parte offline a la online.
Pero este no es el único patrón de comportamiento que se ve en las críticas online. Las cosas no solo logran una reación entusiasta sino que también, en cierto modo, parecen tener una vida más prolongada. El tirón de la crítica y sus respuestas parece durar más tiempo. Y esa es la cuestión sobre la que parece más complicado encontrar una explicación.
Un estudio ha analizado el efecto que tienen los comentarios negativos y su pervivencia. «No se trata solo de que las conversaciones negativas tengan una vida larga», explica uno de los coautores del estudio, «sino que tiene un efecto más largo en el hablante original». Es decir, los comentarios negativos no solo generan «mal rollo» sino que además hace que la persona que ha emitido el comentario se vea afectada por él más tiempo.
Los efectos podrían verse en los comentarios que se publican en Facebook y en Twitter. Los contenidos positivos y «buenos» logran resonar durante unos pocos segundos, mientras que los comentarios negativos lo hacen durante minutos. Ese es el tiempo que sus efectos persisten en las conversaciones que le siguen.
Pero, incluso, la vida y los efectos de esos comentarios pueden ser mucho más duraderos que unos simples minutos. Como demostraron analizando las conversaciones que millones de niños tienen en todo el mundo en un juego online social, los mensajes positivos tienen un efecto sobre quien los envía de pocos minutos. Los efectos arrancan dos segundos después de lanzar el mensaje y siguen durante un minuto.
Si el mensaje es negativo, la conversación se centra en ello durante una media de ocho minutos. Y no solo eso: los comentarios negativos suelen crear los que los analistas llaman «feedback loop», en el que un comentario negativo genera todo un flujo de comentarios negativos que se retroalimentan y se van perpetuando sobre ellos mismos.
Las conclusiones de este estudio no solo lanzan una alerta sobre lo que ocurre cuando los niños hablan en redes sociales y lanzan comentarios negativos, sino también es un aviso a navegantes para los internautas de mayor edad.
Los adultos suelen tener reacciones mucho más intensas y complejas en términos de respuestas y comentarios online, especialmente si tocan temas que resultan emocionales para ellos o que tocan sus opiniones políticas. Por tanto, los patrones que los investigadores detectaron sobre los efectos de los comentarios negativos y su supervivencia pueden ser mucho más fuertes y pueden tener un impacto mucho más elevado.
Fuente: Puromarketing.com
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